Erase una vez una mamá y su hijo que vivían en una casa blanca en la cima de una
montaña. La noche más oscura del año salieron a pasear, no había ni estrellas ni luna, así
que sus amigas las luciérnagas les acompañaron para alumbrar el camino.
Pepito, el niño, metió una mano en el bolsillo de su chaqueta y encontró una bolsa de pipas.
Ummmmm…que ricas! dijo Pepito,
Sin pensarlo dos veces abrió la bolsa y una a una se las fue comiendo.
Pepito dio un grito que asustó a su mamá
Mamá, mamá!! gritaba Pepito
¿Qué sucede Pepito? preguntó su madre.
¡Corre! ¡Ven! se me ha caído una pipa única y especial al suelo y no la encuentro.
La mamá con la ayuda de las luciérnagas se pusieron a buscar la pipa, allí estuvieron un
buen rato pero no encontraron nada. Se hizo muy tarde y estaban cansados, así que
decidieron volver casa.
Mientras tanto, la pipa estaba escondida bajo unas hojas, aliviada porque no la habían
encontrado. Ufffff!!!! que bien , no me han encontrado, mucho mejor estar en la tierra que
acabar triturada dentro de la boca de un niño – dijo la pipa. Cansada se quedó dormida.
Hasta mañana Pipa!!!!
A la mañana siguiente Pepito y su mamá fueron a buscar leche, salieron de casa, bajaron la
montaña y al llegar abajo se encontraron un gran girasol, amarillo y hermoso como el sol.
Pepito y su mamá estaban asombrados. Ohhhhhhhh!!!!!! que maravilla de flor!
Se quedaron mirándolo durante mucho rato y de repente a Pepito le vino la idea de liberarse
una a una de todas las pipas que tenía en su bolsillo, así crecería un campo de girasoles a
la falda de la montaña, Será maravilloso! gritó.
Pepito y su mamá fueron lanzando pipas por el campo, con alegría e ilusión, hasta que no
quedó ni una en la bolsa. Saltando sin cesar volvieron a casa a descansar, esa iba a ser la
noche más mágica y emocionante de sus vidas.
Amaneció un sol gigante y radiante, Zas! Pepito y su mamá, de un salto, salieron de la
cama, corrieron montaña abajo y desde lejos podían ver una franja amarilla cubriendo la
tierra. Al llegar abajo se quedaron boquiabiertos del alucinante espectáculo.
Madre mía!!!!!! gritaba Pepito
Madre mía!!!! gritaba la mamá
Nunca habían visto unos girasoles tan gigantes, además hay de colores diferentes y se
mueven como molinillos de viento.
Son girasoles de viento!
Son girasoles dorados, naranjas, rosas, azules y morados!
Son girasoles con forma de caracoles, espirales girasoles!
Girasoles Caracoles!
Giraban, giraban y giraban sin parar, mirando en todas las direcciones.
Los pájaros se acercaron y se posaron en ellos dejándose llevar por su danza y
comenzaron a cantar, todos los animales del bosque fueron apareciendo, zorros, ciervos,
ardillas…Y sabéis que? que no se fueron jamás, Pepito y su mamá, junto con las
luciérnagas. los pájaros y todos los animales del bosque formaron una gran familia variada, animada por la danza
de los girasoles.
Y así vivieron juntos toda la vida, danzando y celebrando que eran una gran familia.
Colorín, coloreado este cuento se ha acabado.