Os voy a contar una historia, que sucedió hace muuuuucho tiempo. en algún lugar del
planeta Tierra.
Había una vez, una serpiente roja, que se sentía muy triste, no recuerdo su nombre…así
que le vamos a llamar Rogelia que pega con roja.
Rogelia era viajera, recorría el mundo entero en busca del amor.
Un buen día llegó a una ciudad, y le llamó la atención un edificio azul que había al otro lado
de la calle. Ni corta ni perezosa, Rogelia cruzó la calle y entró en el edificio azul. Reptando,
subió por las escaleras y de repente se encontró con una puerta entreabierta. Allí se coló
Rogelia. Atrevida, cruzó un largo pasillo, se oía una música y olía bien.
Catapúm! un golpe asustó a Rogelia y de un salto se metió en un cajón. lleno de calcetines
de colores, cansada del viaje, no tardó mucho en quedarse dormida enroscada entre
aquellos calcetines blanditos y calentitos.
Cuando Rogelia despertó asomó su cabecita para ver si el golpe se había ido ya y poquito a
poquito salió del cajón. Reptando por el gran pasillo vio una sombra gigante en la pared
avanzar hacia ella, asustada se paró, cerró los ojos. y se enroscó, para sentirse más
segura, Rogelia abrió un ojo, aún asustada, y sabéis que vio? Delante de su ojo abierto
había otra serpiente, igualita que Rogelia pero de color verde. Mientras Rogelia se
desenroscaba lentamente, la serpiente le sonrió y Rogelia suspiró.
Juntas salieron de aquel edificio azul y subieron a un camión que las llevó al desierto del
Sahara. Allí se encontraron con sus familias y amigos, serpientes de todos los colores
Celebraron este encuentro reunidas bajo la luna, saltaban, bailaban, silbaban… Y desde
ese día, cada luna llena se reúnen para celebrar el amor.
Y colorín ,colorado, rojín, rojado, verdín, verdado…este cuento se ha acabado.

FIN